El presidente Joe Biden anunció en Tokio, que EE. UU. defenderá militarmente a Taiwán si la isla es invadida, y advirtió que Beijing «coquetea con el peligro». El primer mandatario señaló que asumiría el compromiso de intervenir militarmente contra China, en caso de que tome por la fuerza el control de Taiwán.
Biden vinculó la situación de Taiwán con el conflicto ruso-ucraniano, y afirmó que Rusia “tiene que pagar un precio a largo plazo” por su intervención bélica. “No se trata solo de Ucrania”, agregó, “Si no se mantienen las sanciones en muchos aspectos, ¿qué señal enviaríamos a China sobre el costo de un intento de tomar de Taiwán por la fuerza?”
Frente a la afirmación de Biden, el ministerio de Relaciones Exteriores Chino advirtió, que «Nadie debería subestimar la firme voluntad y capacidad del pueblo chino de defender la soberanía nacional y la integridad territorial»
China considera a Taiwán una provincia que debe ser reunificada, incluso por la fuerza si es necesario. Para China el problema de Taiwán significa una lucha contra el separatismo. El gobierno Chino considera el apoyo a Taiwán como un complot por separar el país y la nación; interpretan el apoyo a la independencia de Taiwán, como el intento de crear dos Chinas.
Cabe recordar que los nacionalistas chinos huyeron a Taiwán, tras su derrota en la guerra civil ante los comunistas en 1949. Los vínculos entre Taiwán y China continental se restablecieron sólo a nivel empresarial e informal a finales de la década de 1980. Las tensiones entre la isla y el continente crecieron a su máximo nivel en con la presidencia china de Xi Jinping, que rompió la comunicación oficial con Taiwán tras la elección de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, quien ha enfatizado la identidad separada de la isla.
Expertos señalan que Taiwán es un actor indefenso, en el gran concierto mundial que lideran EE. UU. y China. Consecuencia de su posición geográfica, Taiwán ha sufrido a lo largo de su historia la presencia de numerosos conquistadores. Con alrededor veintitrés millones de habitantes, la isla es un punto estratégico codiciado internacionalmente. Tanto la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, como el Imperio español, se vieron interesados en su colonización. El Imperio chino dominó Taiwán entre 1683 y 1895, hasta que debió cedérselo al Imperio japonés, que administró el territorio hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Con el nuevo orden implantado y la llegada de la República de China en 1949, la isla de Taiwán siguió siendo objeto de importantes enfrentamientos.