Por Aldo Bianchi
El candidato de última hora
El peronismo es un fenómeno político de difícil comprensión más allá de las fronteras de la Argentina. Lo que sí es fácil de percibir, que se trata de un movimiento con una potente vocación de poder.
La elección de Sergio Massa -actual ministro de economía- es una prueba cabal de esta vocación. En minutos se alineó todo el Justicialismo -incluyendo a los sindicatos- y logró bajar a todas las candidaturas, algunas de las cuales parecían más una medida de distracción táctica que una candidatura viable.
Si bien sorprendió a los propios en un primer momento y desubicó a la oposición y a los analistas -porque Massa recoge simpatías entre los votantes de Juntos por el Cambio- la fórmula parece ajustarse a esa vocación de poder. Ni Massa ni Agustín Rossi pertenecen al riñón cristinista, a pesar de que Cristina Fernández es la dirigente política que condensa a la militancia que más se moviliza y forma una base electoral consistente.
Allegados a la cúpula de la Unión por la Patria -nueva denominación del ex Frente de Todos- afirman que en realidad el candidato estaba decidido hace rato, pero se aguardaba el anuncio de los candidatos de la oposición.
¿Quién es Massa?
Nacido en 1972 en el distrito industrial de San Martin, hijo de un pequeño empresario de la construcción e inmigrante italiano. Cursó estudios primarios y secundarios en el Instituto Agustiniano, de orientación católica. En el secundario comenzó a militar en la Unión del Centro Democrático, partido de corte liberal en lo económico y conservador en lo social, fundado por Álvaro Alsogaray en la década de 1980.
En 2001 contrajo matrimonio con Malena Galmarini, a quien conoció a instancias de sus suegros, Fernando “Pato” Galmarini y Marcela Durrieu (ambos dirigentes peronistas). Se mudó al partido de Tigre y se convirtió en simpatizante y luego dirigente del Club Atlético Tigre. La pareja actual de su suegro es la ex vedette Moria Casán, a quien Massa llama cariñosamente “Mami Mo”.
Siendo intendente, y en plena campaña para las elecciones legislativas de Argentina de 2013, regresó a la universidad y cursó lo poco que le quedaba para recibirse, logrando asumir su banca en la Cámara de Diputados como abogado.
Massa se integró al peronismo por fuera de las estructuras partidarias a través de su partido Frente Renovador. Fue intendente del partido de Tigre, y su buena gestión en el municipio lo catapultó a la Jefatura de Gabinete durante el gobierno de Cristina. Casualidad o no, su antecesor en el cargo fue Alberto Fernández.
A pesar de provenir de las filas del liberalismo conservador, Sergio Massa ha tejido una estrecha relación con Máximo Kirchner, hijo de Cristina y Nestor Kirchner, uno de los principales gestores de la política interna del Frente de Todos.
La asunción como ministro de Economía, lo posicionó como firme candidato a la presidencia, habida cuenta de la enorme deuda externa contraída por la administración anterior, que según algunos expertos, fue de forma ilegítima a instancias del Departamento de Estado de los EE.UU. y a la postre renegociada en forma insatisfactoria -para el kirchnerismo- por el ex ministro Guzmán.
Massa y Guzmán tienen buenos contactos con el establishment norteamericano. Son los mismos contactos que le quitaron la silla a Guzmán a la hora de renegociar con el Fondo Monetario Internacional. Una deuda de cincuenta mil millones de dólares de muy cortos vencimientos, contraída por Mauricio Macri, que según muchos analistas tuvo el único objetivo de permitir la fuga de capitales.
Los números de la economía Argentina, con excepción de la inflación y el nivel de salarios comparados en dólares, son positivos: aumento de la demanda de todos los productos y servicio básicos, aumento venta de vehículos, de pasajes, transporte de cargas, combustibles, textiles, alimentos y turismo interno entre otros. Esto explica en parte que a pesar de estar en una silla “caliente” es un candidato con altas probabilidades de ganar.
Cabe recordar que en materia de inflación, ésta se duplicó durante el gobierno de Mauricio Macri, quien sostuvo que era muy fácil resolverla, por lo que seguramente el eje de campaña se basará en la continuidad de la actual política económica.
Como funcionario, Massa despliega una muy intensa actividad, toma decisiones y a pesar de sus contactos con EEUU, la relación no parece estar funcionando del todo bien, ya que hay roces permanentes con el Departamento de Estado; no sólo por la deuda, también por la aceitada relación con China y los Brics.
Entre las decisiones importantes tomadas por Massa figuran la monumental construcción de un gasoducto en dos tramos de cerca de mil quilómetros con una inversión de 2.500 millones de dólares, que aumentará el abastecimiento a los centros de consumo y permitirá la reducción de las importaciones. Esta obra no la pudo concretar Macri a pesar de que todos los insumos (caños maquinaria, ingeniería) son de origen argentino.
Estos datos fueron la clave en la puja tripartita entre gobernadores del cristinismo y albertismo, por un candidato de unidad. Varios analistas señalan que en las sombras, los poderosos sindicatos terminaron de inclinar la balanza a favor de Sergio.
El plan a seguir
Sergio Massa deberá hacer un recorrido intenso: desde adentro le exigen la renegociación de la deuda, tomando medidas fuertes en el plano internacional, habida cuenta de que el FMI incumplió los estatutos a la hora de prestar.
Deberá también garantizar políticas que permitan una mejor distribución de los ingresos. Esta puja distributiva mezclada con la bimonetaridad de la economía, son las principales causas de la histórica inflación del país.
Una de las particularidades de la economía Argentina radica en la demanda de dólares para transacciones que no tienen al dólar como insumo, como es el caso de la construcción y otra casi única en América Latina: la potente y persistente puja distributiva, que tiene a los trabajadores altamente organizados y politizados; la reacción del empresariado se manifiesta siempre en la constante alza de precios.
Es en esta realidad que la campaña de Massa deberá contener propuestas que conformen a todos. Es preciso señalar también que el enorme peso de la deuda externa, condicionará al próximo candidato sea cual fuere.
Restará saber si la memoria colectiva es lo suficientemente clara como para recordar y comprender cuales son las soluciones que propone la oposición encarnada por el radicalismo de derecha representado por Rodríguez Larreta, o el neoliberalismo desembozado que representa la ex monotera Patricia Bullrich Luro Pueyredón.