La crisis de Europa y EEUU en entrevista al politólogo John Mearsheimer

Por Bernhard Zand

John J. Mearsheimer, es considerado un pionero de la ciencia política estadounidense. Es fundador de la escuela llamada “realismo ofensivo”, que considera la política global como un espacio anárquico donde las grandes potencias ansían el control. Mearsheimer nació en Brooklyn y asistió a la Academia Militar de Estados Unidos en West Point. Ha sido profesor en la Universidad de Chicago desde 1982. Sus libros se consideran clásicos en el campo de la teoría política. Su bestseller de 2007 “The Israel Lobby”, escrito junto con Stephen M. Walt, generó mucha controversia, al igual que sus ideas provocadoras sobre el contexto de la invasión rusa de Ucrania.

Señor Mearsheimer, ¿el comienzo de la segunda presidencia de Donald Trump pasará a la historia como el punto de inflexión en el que se rompió el vínculo entre Estados Unidos y Europa?

Creo que la respuesta es sí. La administración Trump está decidida a cambiar radicalmente las relaciones de Estados Unidos con sus aliados europeos y a reducir en gran medida el papel de Estados Unidos en la OTAN, o incluso a retirar a Estados Unidos de la OTAN.

¿Qué nos dice el comportamiento de Trump y el vicepresidente JD Vance durante la visita del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy a la Casa Blanca sobre el futuro de la alianza transatlántica?

El comportamiento de Trump y Vance es una prueba contundente de que la alianza transatlántica está en serios problemas. Muestra que tanto Ucrania como Europa tienen una visión fundamentalmente diferente a la de la administración Trump sobre cómo poner fin a la guerra en Ucrania y, en términos más generales, sobre cómo tratar con Rusia. Trump quiere tener buenas relaciones con Rusia; Europa, no. Es difícil ver cómo se pueden conciliar esos dos puntos de vista.

¿Cree que el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, el artículo del acuerdo fundacional de la OTAN que establece que un ataque a cualquier miembro de la alianza es un ataque a la OTAN en su conjunto, es válido actualmente? ¿Desplegaría Trump el ejército estadounidense si Rusia ocupara parte de Estonia, Letonia o Finlandia?

El artículo 5 nunca dijo que Estados Unidos usaría la fuerza militar de manera directa para rescatar a un país miembro de la OTAN. Pero casi todo el mundo cree que es así. Era esencial decirlo durante la Guerra Fría. Alemania Occidental era el estado de primera línea y no tenía armas nucleares. Los alemanes estaban profundamente preocupados de que Estados Unidos no usara sus armas nucleares para defenderlos si se encontraban en una situación desesperada. Por eso, Estados Unidos hizo hincapié en el artículo 5 de una manera que dio la impresión de que automáticamente se usarían armas nucleares en tal caso. De hecho, tanto el ex secretario de Estado Henry Kissinger como el ex secretario de Defensa Robert McNamara dijeron después de dejar el cargo que no habrían usado armas nucleares para defender a Alemania. No dijeron eso mientras estaban en el cargo.

¿Y usted cree que Estados Unidos no defendería a Estonia o Finlandia hoy en día?

Eso es demasiado fuerte. Creo que es probable que ahora Estados Unidos salga en defensa de un estado báltico si fuera atacado. Pero ese compromiso se está erosionando rápidamente. Ni siquiera estoy seguro, de si dentro de cinco años, quede el Artículo 5 sea significativo.

¿Es el actual gobierno estadounidense simplemente “indiferente” hacia Europa, como dijo el canciller alemán electo Friedrich Merz? ¿O es abiertamente hostil hacia Europa?

El presidente Trump y el vicepresidente Vance sienten desprecio por los europeos. Cuando Trump fue elegido en 2016 y asumió el cargo en 2017, tenía dos objetivos principales en política exterior. Uno era abandonar el compromiso y adoptar una política de contención hacia China, en otras palabras, dar un giro de 180 grados. El segundo objetivo era cambiar fundamentalmente las relaciones con Rusia y, en particular, con el presidente Vladimir Putin. Tuvo éxito en cambiar la política hacia China, pero no en la política hacia Rusia. Básicamente continuó la política hacia Ucrania y Rusia que habían seguido sus predecesores. Ahora, en su segundo mandato, hará lo que no pudo hacer en el primero.

En su sitio web, se presenta en un autorretrato irónico como partidario del filósofo y diplomático Nicolás Maquiavelo, un archirrealista que cree que “las grandes potencias dominan el sistema internacional y compiten constantemente entre sí por cuestiones de seguridad”. ¿Considera usted que Europa es una gran potencia?

Europa es una constelación de estados, aunque a menudo hablamos de Europa como si fuera un solo país. Algunos líderes europeos soñaron alguna vez con que finalmente acabarían teniendo unos Estados Unidos de Europa. Eso nunca ocurrió y ahora parece que EEUU en su rol como pacificador, está abandonando Europa. Cuando eso ocurra, esas poderosas fuerzas centrífugas que existen en Europa comenzarán a manifestarse. Fue la presencia de los Estados Unidos, que proporcionó seguridad con la OTAN, lo que permitió que la UE floreciera. Cuando la Unión Europea ganó el Premio Nobel de la Paz, consideré que fue un error fundamental. La OTAN debería haber ganado el premio de la paz.

Bajo el paraguas protector de los Estados Unidos, la UE se ha convertido en una de las tres mayores potencias económicas del mundo. ¿Es concebible que Europa pueda convertirse en una gran potencia?

No. Los estados miembros de la UE tienen intereses contrapuestos e intereses comunes. Cuando los europeos operan en un mundo donde los estadounidenses están al mando, básicamente hacen lo que los estadounidenses quieren, y entonces parece que Europa es un estado nacional en sí mismo. Pero esto es un espejismo.

Friedrich Merz dijo que su “máxima prioridad” será “fortalecer Europa para que podamos lograr gradualmente la independencia de los Estados Unidos”. ¿Le importaría a Donald Trump que Alemania debilitara sus vínculos con Estados Unidos?

Se mostraría entusiasta. Trump quiere que los estados europeos como Alemania sean responsables de su propia seguridad. Su visión básica es: voy a llegar a un acuerdo con Putin para poner fin a la guerra en Ucrania. Si a los europeos y a los ucranianos no les gusta, nos marcharemos. Entonces, los europeos podrán llegar a un acuerdo con los rusos. Buena suerte con eso. Está claro que la administración Trump quiere el divorcio y creo que la nueva canciller alemana lo entiende.

¿Es en vano, entonces, que políticos europeos como el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer y pronto Friedrich Merz hagan peregrinaciones a Washington?

Esta ruptura va a llevar tiempo. Los europeos quieren evaluar, cara a cara, exactamente lo que Trump piensa sobre las relaciones con la UE, sobre su relación con Rusia y sobre cómo resolver la guerra en Ucrania. Desde su punto de vista, esto tiene todo el sentido. Pero apuesto a que saben que no hay manera de hacer cambiar de opinión a Trump y reparar esta relación.

Trump declaró a la OTAN “obsoleta” ya en 2016. Pero al final, no retiró un número significativo de tropas de Europa. ¿Podría volver a ocurrir lo mismo?

Pensé que era una posibilidad, hasta el 12 de febrero. Ese día, el presidente Trump anunció que había tenido una conversación telefónica con el presidente Putin, y luego el secretario de Defensa, Pete Hegseth, dio un discurso notablemente revelador en Bruselas…

… en el que dijo que Estados Unidos ya no sería el principal garante de la seguridad en Europa.

Sí, y dos días después, J. D. Vance pronunció su famoso discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Después de eso, quedó claro que Trump estaba siguiendo una política radical hacia Europa. Todo esto fue cuidadosamente elaborado y fue diseñado para humillar a los europeos y ponerlos en su lugar. Estoy seguro de que Vance fue un jugador clave aquí. Hace tiempo que se comprometió a poner fin a la guerra en Ucrania y a reducir en gran medida la huella estadounidense en Europa.

A principios de los años 90, usted advirtió que si Ucrania renunciaba a sus armas nucleares, se convertiría en víctima de la agresión rusa. Y planteó la cuestión de si Alemania podría convertirse algún día en una potencia nuclear. ¿Debería Alemania aspirar a la condición de potencia nuclear?

Lo que dije en aquel momento fue que si los soviéticos se retiraban de Europa del Este y EEUU se retiraba de Europa Occidental, Alemania probablemente desarrollaría armas nucleares. Al final EEUU se quedó en Europa después de 1989 por miedo de que, si se retiraba, los alemanes pudieran seguir ese camino. Ahora estamos planteando la hipótesis de una situación en la que es probable que EEUU abandone Europa…

… lo que podría llevar al mismo escenario sobre el que usted escribió hace más de 30 años. ¿Deberían, entonces, los alemanes adquirir sus propias armas nucleares?

Eso dependería en gran medida de cómo evalúen la amenaza rusa. Dado que los alemanes se han convencido a sí mismos –erróneamente, añadiría yo– de que el ejército ruso está preparado para invadir Europa, hay una gran probabilidad de que obtengan armas nucleares. Sin embargo, si uno se interesa por los hechos y la lógica y analiza de forma fría y calculadora las capacidades de Rusia, verá que no existe una amenaza seria para Alemania por parte de Rusia. Por lo tanto, se puede argumentar con fundamento que no habrá necesidad de que Alemania adquiera armas nucleares en el corto o mediano plazo.

¿Tendría sentido crear un paraguas nuclear europeo junto con los británicos y los franceses?

Si usted es Alemania y siente que necesita disuasión nuclear, ¿puede confiar en los franceses y los británicos?

¿Se refiere a si personas como los populistas de derecha Marine Le Pen o Nigel Farage llegan algún día al poder en Francia o en el Reino Unido?

Si yo fuera el canciller alemán y me enfrentara a una amenaza grave, adquiriría mis propias armas nucleares. No porque me interese ser agresivo o utilizar esas armas nucleares con fines coercitivos, sino porque las armas nucleares son el elemento disuasorio definitivo.

Otros aliados de Estados Unidos, como Corea del Sur y Japón, también están considerando la posibilidad de adquirir armas nucleares. En Corea del Sur, el 70 por ciento de la población está a favor, según las encuestas.

Corea del Sur y Japón se enfrentan a dos amenazas graves: Corea del Norte y China. Si yo estuviera en Tokio o Seúl, me preocuparía mucho si el paraguas nuclear estadounidense ofrece suficiente seguridad. La situación actual de Alemania no se puede comparar con ésta.

Pero a diferencia de China y Corea del Norte, Rusia ya ha invadido otros países, no sólo Ucrania, sino también Georgia en 2008. ¿No está subestimando el peligro que representa Putin?

Cuando se piensa en Putin, se deben hacer dos preguntas. Una, ¿cuáles son sus intenciones? Y la otra, ¿cuáles son sus capacidades? En cuanto a sus intenciones, no tenemos ninguna prueba de que sea un imperialista que quiera conquistar toda Ucrania y crear una Gran Rusia, y mucho menos territorios adicionales en Europa del Este.

¿Sus tropas no atacaron Kiev, Bucha e Irpin en 2022? ¿No sigue bombardeando objetivos en toda Ucrania, incluso en Lviv, a menos de 60 kilómetros de la frontera polaca? ¿No es eso una amenaza?

No hay duda al respecto. Pero la causa de estas guerras fue la expansión de la OTAN, no el supuesto imperialismo de Putin. Además, Putin no está en condiciones de conquistar toda Ucrania, ni otros países de Europa del Este, y ciertamente no de Europa Occidental. Su ejército ha pasado los últimos tres años luchando por conquistar la quinta parte oriental de Ucrania.

Si la mayoría de los ucranianos quieren que su país se una a la UE o a la OTAN, ¿qué derecho tiene usted a negarles ese deseo?

Entiendo el deseo del pueblo ucraniano, pero Rusia es una gran potencia y ha dejado claro que preferiría destruir a Ucrania antes que permitir que eso suceda. Me preocupa mucho Ucrania. No quiero verla destruida. Ésa es precisamente la razón por la que a principios de los años 90 defendí que Ucrania debía conservar sus armas nucleares y por la que he defendido durante años que no debería intentar bajo ninguna circunstancia unirse a la OTAN. Si los ucranianos hubieran seguido mi consejo, Ucrania estaría intacta hoy.

Hace tiempo que advierte contra los “delirios” liberales sobre el estado del mundo. Donald Trump no está interesado en la OTAN, la ONU u otras instituciones internacionales que muchos liberales aprecian. ¿No es él el tipo de político que usted aprecia?

No. A los realistas les gustan las instituciones. Estados Unidos creó muchas instituciones importantes durante la Guerra Fría, incluida la OTAN, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Si eres Estados Unidos y debes librar la Guerra Fría o quieres gobernar el mundo, no puedes hacerlo sin instituciones. Necesitas reglas. Creo que Trump está cometiendo un error al destruir las instituciones, así como al tratar a los aliados con desprecio.

Trump se lleva relativamente bien con los líderes de los dos países que hasta hace poco eran considerados rivales de Estados Unidos: Putin y el líder chino Xi Jinping. ¿Están estos tres hombres en proceso de dividir el mundo en tres esferas de influencia?

Esa perspectiva se aplica a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Trump no tiene ningún problema con que Rusia controle una gran porción del territorio de Ucrania, pero en el este de Asia es diferente. China es un competidor de su misma categoría que quiere dominar el este de Asia. También EEUU está en una intensa competencia con los chinos en términos de desarrollo de inteligencia artificial, súper-computadoras y microchips cuánticos. En los últimos años, EEUU no ha podido prestar mucha atención a China y el este de Asia porque estaba atrapado en Ucrania y Oriente Medio, apoyando a Israel en sus diversas guerras. Si EEUU sale de Europa y se resuelve el conflicto de Ucrania, hay razones para creer que la intensidad de la competencia militar entre China y EEUU pueda aumentar.

¿Considera que el giro de Trump hacia Putin es un intento de abrir una brecha entre Rusia y China?

Trump quiere retirar las fuerzas militares estadounidenses de Europa para poder concentrarse en Asia. Y quiere que los rusos estén del lado de Estados Unidos y no del de China. Con la expansión de la OTAN y la consiguiente guerra en Ucrania, hemos llevado a Rusia a los brazos de los chinos. Trump está intentando al menos conseguir que los rusos adopten una posición neutral, o, idealmente, que Rusia se alinee con EEUU contra China.

¿Cómo debería comportarse Europa en esta constelación?

Los países europeos deberían hacer –y probablemente lo harán– lo que les convenga. Los estadounidenses han dejado claro que hay ciertas cosas que Europa no debería hacer con respecto a China. La más importante: no comerciar con tecnologías sofisticadas con los chinos. Si los estadounidenses se retiran de Europa, perderá influencia sobre Europa en esta cuestión tan importante.

¿Cómo reaccionaría la administración Trump si los europeos se acercaran a China?

Lo más inteligente que Trump podría hacer sería decirles a los europeos que Estados Unidos mantendrá fuerzas militares en Europa mientras los europeos no comercien con China de manera perjudicial para Estados Unidos, lo que significaría principalmente ayudar a China a desarrollar tecnologías de vanguardia. Por cierto, tuvimos un problema similar durante la Guerra Fría. Los alemanes estaban muy interesados ​​en hacer negocios con los soviéticos, lo que hizo que Estados Unidos se sintiera descontento. Sin embargo, en aquel entonces tenía mucha influencia; después de todo, estaba garantizando la seguridad de Alemania.

Su teoría del “realismo ofensivo” es conocida por adoptar una visión particularmente sobria, casi cínica, del mundo. ¿Se siente reivindicado por los acontecimientos actuales?

No quiero parecer un presuntuoso. Eso no sería apropiado. Pero durante el llamado momento unipolar, que se extendió desde aproximadamente 1991, cuando se derrumbó la Unión Soviética, hasta la primera investidura de Trump en 2017, mucha gente argumentó que yo era un dinosaurio. Se decía en ese momento que mis ideas realistas estaban obsoletas, eran relevantes en el siglo XVIII, pero ya no se aplicaban. Hoy está bastante claro que el realismo está vivo y coleando.

Publicado en Spiegel International

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