Gustavo Petro, es el primer presidente de izquierda electo en Colombia. En las pasadas elecciones, se impuso sobre el magnate Rodolfo Hernández en segunda vuelta. Las encuestas pronosticaban un balotaje reñido, sin embargo Petro se consagró Presidente con el 50,47% de los votos frente al 47,28% de Hernández.
Luego de la derrota, Rodolfo Hernández pidió a Petro ser “fiel a su discurso contra la corrupción” en su futura gestión, y “que Colombia se encamine hacia el cambio que predominó” en las elecciones de fines de mayo.
Los partidos tradicionales quedaron fuera del balotaje; la campaña presidencial se caracterizó en torno a la necesidad de un “cambio” con propuestas antagónicas. La participación ciudadana en la elección se ubicó en niveles históricos, y en relación con la primera vuelta se registró un incremento de más de un millón doscientos mil electores.
Gustavo Petro ya había intentado ser presidente en 2010 y en 2018. En esta ocasión, Petro construyó un discurso de izquierda moderada. Las propuestas se centraron en un programa de redistribución para “el buen vivir”, enfocado a un cambio tanto en lo económico como en el cuidado del medioambiente. Este discurso, se presentó diferente a las propuestas radicales, funcionales a los sectores conservadores de la sociedad Colombiana, ya que tanto las FARC como el chavismo, eran los demonios expuestos por el uribismo, como el camino seguro a un colapso democrático.
La propuesta para “el buen vivir”, se construyó en base a una aspiración de cambio en la sociedad colombiana, con un vuelco a atender los problemas sociales de Colombia. Para esto Petro convocó a sectores amplios de la ciudadanía y de la tradición del centro político: sus aliados entendieron que era momento de canalizar el descontento social y fortalecer el Estado. Acompañado por Francia Márquez en su fórmula vicepresidencial, el programa del Pacto Histórico le permitió a la izquierda colombiana protagonizar un acontecimiento sin precedentes.
Sin embargo hay expertos, que vislumbran un panorama complejo. El presidente electo tendrá que caminar con sutileza, para coordinar el discurso de campaña y la compleja administración del Estado. La izquierda tendrá que gobernar un país, con una pobreza del 40 por ciento, en medio de un sentimiento de hartazgo y desconfianza en el sistema político. Los analistas señalan que el voto confiado en las urnas, puede rápidamente volverse en contra.
Asimismo Petro invitó a sectores que serán oposición a su gobierno, así como a industriales y a la sociedad civil, a un gran diálogo nacional. Días atrás Petro se reunió con el ex mandatario Álvaro Uribe en Bogotá, en el marco de la propuesta de un Gran Acuerdo Nacional.
Uribe habló del encuentro en conferencia de prensa, donde catalogó el encuentro de “franco y respetuoso”. “Tengo un motivo personal de agradecimiento. Mi situación es difícil porque nuestro partido que tanto queremos era el primero en el Senado y ahora es el cuarto”, agregó. Uribe afirmó que comparte “la superación de pobreza”, pero no a costa de “marchitar al sector privado”. El ex mandatario se detuvo en la reforma tributaria, reiteró a Petro su posición: “la tributación tiene que ser amable”. Uribe advirtió que si se ponen impuestos excesivos, puede llevar a conductas “evasivas”.
Victoria Sandino, en conversación con Télam, afirmó que el triunfo de Petro no hubiera sido posible sin el acuerdo de paz. La Senadora resaltó la importancia de garantizar las mayorías para tener gobernabilidad.
Para la Senadora, la reforma política y la rural, son los principales puntos de los Acuerdos de Paz a profundizar. Sandino afirma que se debe garantizar la entrega de tierra gratuita a las comunidades rurales, identificar dónde están las tierras, quién las tiene y cuál es el uso. También resaltó la importancia de la formación de una jurisdicción agraria, que permita dirimir los conflictos de la ruralidad.
La distribución de la tierra para Sandino es muy desigual. Menos del 5% de la población en Colombia tiene la propiedad del 95% de la tierra. Once millones de colombianos que viven en la ruralidad, están en sitios marginales. Además esta situación ha generado un daño al medioambiente; la gente desplazada de las tierras, ha tenido luego que tumbar montañas.
También la conflictividad está presente en las ciudades. La violencia no es únicamente la del conflicto armado, señala la senadora. En las ciudades se vive la violencia de una manera distinta, exacerbada sobre todo contra la juventud y las mujeres. El tema de la inseguridad, es un fenómeno muy complejo ligado a la marginalidad, a la pobreza, y el abandono. Sandino señala, entre otras urgencias, la necesidad de construir universidades, porque implicaría una oportunidad para la juventud, que está sumergida en el olvido, y en la desesperanza.
Fuente Télam