Para América Latina el año 2022 deja un balance dispar en relación al aumento de la deuda pública. Muchos países incrementaron su deuda, como también algunos lograron disminuirla.
El mayor incremento se registró en Paraguay, según informe del Ministerio de Economía y Finanzas del Paraguay, su nivel de endeudamiento público durante 2022, fue de alrededor de 35.506,7 millones de dólares. Hubo aumento del 76,6%, respecto a los 21.353 millones de dólares de deuda del año anterior, reportados por el Banco Mundial.
En Perú la deuda pública creció un 16,1% hacia septiembre de 2022, con 101.500 millones de dólares, en comparación a los 87.464 millones de 2021.
El tercer lugar le corresponde a Argentina, allí la deuda pública aumentó un 11,38% en los primeros seis meses del año; pasó de 246.300 millones en diciembre de 2021 a 274.800 millones en junio de 2022.
Por otro lado Brasil logró reducir su deuda pública durante el año 2022 en un 6,27%, al pasar de 606.485 millones de dólares en 2021 a 568.400 millones de dólares a septiembre de 2022.
También Chile disminuyó su deuda pública durante 2022, al pasar de 239.002 millones de dólares en 2021 a 225.560 millones de dólares en octubre de 2022, registrando una disminución de la deuda de 5,62%.
Según definición de CEPAL, la deuda pública, “refiere a los montos adeudados por los diferentes niveles de gobierno y que se utiliza para financiar los déficits públicos resultantes de programar un mayor nivel de gasto público que los ingresos presupuestados”, siendo esta adquirida en forma de bonos o directamente a través de un órgano internacional de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En conversación con la agencia Sputnik, la economista Verónica Serafini, advirtió que “Hay un peligroso retorno de la deuda en América Latina desde antes de la pandemia, situación que empeoró con el COVID-19. El endeudamiento tiene riesgos. América Latina ya pasó por eso en los 80 y 90. Y sus efectos fueron terribles ya que tuvieron que someterse a políticas de ajuste estructural que afectaron a los sectores medios, bajos y trabajadores.”
“La pobreza aumentó y solo pudimos salir de la situación entrando al siglo XXI, y hoy nos enfrentamos al mismo problema”, agregó.
La economista reflexionó sobre los problemas que genera la deuda pública; estos radican en que está valuada en moneda extranjera (dólares), gran parte de la misma está en bonos soberanos, cuyos tenedores están en el sector privado, lo cual dificulta las renegociaciones. También advirtió que “…nos enfrentamos con la ralentización del crecimiento económico, a retrocesos derivados de la pandemia, persistencia de pobreza y desigualdades y sistemas tributarios injustos, basados en impuestos indirectos. Esto significa que cualquier ajuste por el lado de los gastos o de las recaudaciones terminarán afectando desproporcionadamente a los sectores históricamente vulnerables”
Se estima que la tendencia del endeudamiento público de la región se va a mantener en los próximos años, este sobrepasa el 70% del PIB. “Si bien no estamos en los niveles que alcanzan las economías desarrolladas, que sobrepasan el 100%, estamos a niveles más altos que muchas economías en desarrollo. La deuda en la región aumentó 3,4 puntos porcentuales en 2021 (…) América Latina posee el 21% de la deuda total de las economías en desarrollo, lo que significa unos 1,9 billones de dólares”, sugirió el también economista, Rodolfo Bejarano.
Bejarano señaló que América latina es la región que destina mayor dinero para atender su deuda externa, en relación con lo que se recibe por exportaciones de bienes y servicios: se pasó de pagar la mitad del dinero proveniente de las exportaciones en 2019 al 59,8% en 2022.
Advierten los expertos que a mayor deuda, disminuye la capacidad para aplicar medidas a favor de la mayoría de la población. Generalmente los sectores con ingresos medios y bajos, son quienes pagan los costos, ya que los acreedores exigen a los países medidas de austeridad, que implican un descenso del gasto público.
En relación a lo señalado, cabe recordar que el Fondo Monetario Internacional advirtió a principios de este año que “con las relaciones de deuda pública/PIB por encima de los niveles previos a la pandemia y el aumento de los costos de financiamiento en un contexto de tasas de interés internacionales y locales más altas, los países tendrán que garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas para ayudar a preservar su credibilidad y recomponer el espacio fiscal”.
Hoy América Latina, tiene una diferente composición en la deuda pública, en relación a la década de los 80; los acreedores privados han venido tomando más relevancia, lo cual complejiza los procesos. Según Daniela Berdeja Ruiz, economista boliviana, los “Acreedores privados no entran así nomás en una renegociación y los ajustes que pueden venir, no les interesa si es que hay algún problema fiscal o sobreendeudamiento”
En 2020, el 64% de las entradas a los países de la región provino de tenedores de bonos y acreedores privados y el 37% de instituciones multilaterales, principalmente del FMI, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), indicó Bejarano. En ese sentido cerca de 6.000 millones de personas sufrirán las consecuencias de la austeridad, causada por el aumento de la deuda, en 2022.
Una posible solución a la deuda es que se apliquen impuestos a la concentración de la riqueza, dijo Serafini. América Latina tiene pocas experiencias en este tipo de tributación, “Está siendo difícil implementarlos [los impuestos] aun después de la pandemia, a diferencia de muchos países europeos que ya tenían el impuesto o lo implementaron de manera a financiar las políticas de recuperación. En la mayoría de los casos se están aplicando a sectores que se beneficiaron con la pandemia (…) mientras que algunos sectores tuvieron y seguirán teniendo rentas extraordinarias” agregó.
Un impuesto a las grandes fortunas tendría un potencial de recaudación en 20 países de la región de 26.504 millones de dólares al año, indicó el informe titulado Ahora o nunca: Impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y El Caribe, publicado el 15 de diciembre de 2020, por la Red Latinoamericana por la Justicia Económica y Social (Latindadd).
Según el estudio, la crisis del coronavirus hizo caer a 45 millones de personas en la pobreza. Y como contrapartida, los millonarios de la región aumentaron su riqueza en 48.200 millones de dólares, solamente durante los primeros dos meses, en el período más estricto del confinamiento. Según Latindadd, la riqueza en América Latina y el Caribe está híperconcentrada en pocas manos que casi no tributan; el 41% de la riqueza lo tiene el 1% más rico, que solo aporta el 3,8% de la recaudación total.