Luiz Inácio Lula Da Silva asumió como presidente de Brasil, a 20 años de su primera presidencia.
Lula se comprometió a reconstruir el país, a mejorar una economía golpeada tras la pandemia, y a reconciliar a sus habitantes atendiendo el hambre de unos 30 millones de brasileños.
Tras asumir firmó varios decretos para revertir medidas que facilitaban el acceso a las armas, y reforzar las instituciones medioambientales en la Amazonía.
En gesto simbólico, fueron encargados de entregarle la banda presidencial, el cacique Raoni junto a representantes de otras minorías y clases populares de Brasil.
Licio Raimundo, profesor de Economía Internacional de las Facultades de Campinas (Facamp-Brasil), señaló que el nuevo presidente tendrá tres prioridades.
Lula “apuntará a reconstruir las relaciones institucionales entre los tres poderes del Estado que son absolutamente necesarios que funcionen como corresponde, que hagan lo que la Constitución determina”, señaló.
El segundo de los objetivos es bajar la desigualdad en todas sus dimensiones. Raimundo señaló que se tomaran políticas que incluyen “presupuesto que se destine a salud, a educación, a la creación de nuevos ministerios claves como el de los Pueblos Originarios o de las Mujeres o el de la Igualdad Racial, que en conjunto apuntan a una reconstrucción y disminución de esa desigualdad”
El tercer obejetivo para el economista tiene que ver con el medio ambiente. El nombramiento de Marina Silva como ministra de ambiente, atenderá la crisis climática.
En relación a la política exterior que impulsará el Gobierno de Lula, Raimundo afirmó que “la reconstrucción de la unión latinoamericana en torno a proyecto común será clave”.
También estará en la agenda “la aproximación a EEUU, Gobierno al que también le interesa ser visto cercano a una figura de prestigio internacional como lo es Lula, pero también la proximidad con Europa, en especial Alemania y Francia por los temas de gestión climática y China, país sin el cual no se puede pensar la política exterior en el siglo XXI” , afirmó.
Coalición de gobierno
Por otro lado el politólogo Guilherme Carvalhido, reflexionó sobre la necesidad que tuvo Lula da Silva de formar un Gobierno de coalición.
Carvalhido resalta que no le será posible gobernar a Lula, sin pactar con diferentes partidos y grupos, ya que el Gobierno no tiene mayoría en el Congreso. Destaca Carvalhido, que el equipo elegido para los cargos ministeriales, demuestra que Lula pretende promover un Gobierno de coalición.
“Lula lo hizo en sus dos Gobiernos anteriores y lo volverá a hacer. Es el modelo del presidencialismo de coalición, presente en el sistema político brasileño desde la promulgación de la Constitución de 1988”, afirmó.
El Gobierno tiene que definir los nombres que compondrán el segundo nivel de gestión federal. Advierte Carvalhido que los partidos que apoyaron la candidatura de Lula desde la primera vuelta de las elecciones, deben ser recordados para cargos de segundo nivel, como secretarías de ministerios, empresas estatales y bancos públicos; estos no fueron contemplados con ninguna cartera.
Entre esos grupos aliados se encuentran: Solidaridad, el Partido Verde (PV), Avante, PROS y Agir, los miembros de la Coalición Brasil de la Esperanza (del PT), así como el Partido Socialista Brasileño (PSB), el Partido Comunista de Brasil (PCdoB), Rede y Polo.
Carvalhido cree que Lula dará más espacio a estos partidos con un número significativo de diputados en el Congreso. La próxima ronda de nombramientos puede servir para ampliar la base del Gobierno. Recuerda Carvalhido que los secretarios son cargos de apoyo a los ministerios, importantes en la composición de las carteras. Para el politólogo, Lula debería hacer un gesto e invitar a los miembros de esas legiones para no generar descontento en la base.
Estos grupos “Son menos decisivos que los de primer nivel, pero sirven de base para que los partidos tengan áreas de influencia sobre los ministerios. De hecho, son posiciones decisivas para definir acuerdos entre los partidos, pero no aparecen para la comunicación y los efectos del Gobierno”, explicó.
Divergencias en la interna
En relación a las divergencias en la coalición de Gobierno, los expertos señalan que se pueden generar vías de colisión, entre personalidades políticas con opiniones diferentes.
En las carteras económicas, Fernando Haddad será ministro de hacienda, y Simone Tebet ministra de planificación. Tebet se unió al proyecto del PT tras la primera vuelta de las elecciones, y tiene discrepancias en el ámbito económico.
Lula eligió a Marina Silva como ministra de Medio Ambiente y a Carlos Fávaro como ministro de Agricultura. Fávaro es ganadero, cabe recordar que fue ponente del Proyecto de Ley (PL) 510/2021, conocido como PL da Grilagem, que flexibiliza las normas medioambientales.
Carvalhido afirma que los miembros de la coalición de gobierno “Pertenecen a distintas corrientes de pensamiento político. Esto indica que el Gobierno ha creado un frente amplio para gobernar. Pero cuando surgen conflictos, y esto suele ocurrir, se necesita alguien que decida, que controle el enfrentamiento, que en este caso será el propio presidente de la República”
Para Carvalhido Lula debe ser motor y modelo de actuación en el Gobierno de coalición, el politólogo afirma que Lula consiguió llevar al equipo ministerial la pluralidad y representatividad prometidas en la campaña.
Si bien Lula “Ha conseguido formar una base mucho más diversa que otros gobiernos del país. Sin embargo, creo que sigue siendo inferior a la necesaria diversidad que el país necesita para representar a los diversos grupos sociales presentes en Brasil, especialmente las mujeres y los afrodescendientes”, concluyó.