Por Sebastián Ochoa
Por el momento, las investigaciones por el golpe de Estado fallido del pasado 26 de junio se concentran en determinar los roles y responsabilidades que asumieron una veintena de militares conjurados. Pero hay una línea que aún falta indagar, vinculada a los artífices intelectuales de los sucesos de la Plaza Murillo. Hasta ahora, las versiones de los golpistas son contradictorias: mientras algunos hablaron de “autogolpe”, otros involucraron a los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), entre otros.
¿Qué hay en claro hasta ahora? Se sabe que días antes del intento de golpe la Cancillería boliviana citó a la encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos, Debra Hevia, para rechazar la presunta injerencia en política interna cometida por ese país y otras representaciones internacionales. Pero hasta el momento el Gobierno de Luis Arce se niega a señalar a un actor responsable extranjero.
Reymi Ferreyra, ministro de Defensa durante el Gobierno de Evo Morales (2006-2019), consideró que los investigadores no se pueden fiar en los dichos de los oficiales detenidos: “No creo que sean confiables las declaraciones de los militares involucrados. Dicen cosas contradictorias y sin sustento”, consideró.
Para el exministro, los autores intelectuales también pertenecen a la esfera castrense: “En mi criterio, se trató de una acción interna de grupos reaccionarios de las Fuerzas Armadas, que aprovecharon el desliz de Zúñiga”, reflexionó.
Filtraciones que complican
El canal televisivo DTV filtró parte de las declaraciones efectuadas por el excomandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), Marcelo Zegarra, uno de los detenidos por su presunta participación en el alzamiento militar.
Afirmó que, en una reunión preliminar entre oficiales golpistas, Zúñiga “dice que ya hay todo el apoyo de la embajada americana, de la embajada de Libia, de la comunidad europea, de la policía boliviana, de los militares jubilados, y que a estos tiene que plegarse otra organización. Ellos van a apoyar, una vez que consolidemos la toma del poder”, según recogió el documento judicial.
El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, se refirió a esta versión en conferencia de prensa: “El general Zegarra no habló de financiamiento, pero dijo que Zúñiga prometió apoyo de algunas embajadas. Sin embargo, esto fue en una declaración preliminar y aún no podemos corroborarlo a ciencia cierta”.
Y agregó: “La Cancillería tendrá que convocar a ciertos embajadores para ver si están involucrados o no”.
El Gobierno de EEUU se dio por aludido y respondió a las declaraciones filtradas: “No aprobamos, definitivamente, el desplazamiento de las Fuerzas Armadas en cualquier intento de corromper la Constitución de Bolivia. Vamos a seguir repitiéndolo, como la semana pasada o la semana anterior: nosotros defendemos la democracia y la democracia de la gente en Bolivia. Es nuestra posición y donde nos vamos a quedar”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, el pasado 3 de julio.
Bolivia y EEUU no comparten embajadores desde 2008, cuando Morales expulsó del país a Philip Goldberg, acusado de operar para dividir al país. El mismo año se tuvo que retirar también la agencia antidrogas de EEUU, la DEA. En reciprocidad, el Gobierno norteamericano echó al representante boliviano.
La mirada regional
Dieter Mendoza es secretario de Relaciones de la Federación Mamoré Bulo Bulo, una de las seis federaciones del Trópico de Cochabamba, leales al expresidente Morales. Días atrás participó del Foro de Sao Paulo, que en esta ocasión se realizó en Tegucigalpa, capital de Honduras. El encuentro se desarrolló en los días siguientes del golpe fallido, el cual fue repudiado en las declaraciones consensuadas entre los participantes de más de 40 países.
“En este encuentro se ha podido identificar, además de denunciar, la injerencia en Bolivia principalmente de imperio norteamericano, en complicidad con gobiernos de derecha y de ultraderecha que tenemos en la región, como son los de Javier Milei (en Argentina) y de Daniel Noboa (en Ecuador)”, señaló.
Y sostuvo: “En Bolivia, los movimientos sociales de ninguna manera debemos descansar en esta lucha anticolonial, antiimperialista. Al contrario, debemos cuidar y reforzar el trabajo del hermano Evo Morales”.
A pesar de que están enfrentados por el control del Movimiento Al Socialismo (MAS), Morales y Arce hablaron durante la tarde del intento del golpe. Ambos reconocieron que, de imponerse la aventura militar, serían los primeros encarcelados por la hipotética dictadura.
Pasadas las horas, ambos líderes retomaron el enfrentamiento intestino. Ahora, Morales y sus seguidores acusan a Arce de haber cometido un “autogolpe”. Versión que fue recogida y aprobada por el Gobierno vecino de Milei.
No obstante, “hay una preocupación a nivel internacional por las declaraciones de la jefa del Comando Sur de EEUU (la general Laura Richardson), que intenta poner al servicio de los EEUU a los países de Sudamérica”, evaluó el dirigente campesino.
“Entonces, nos sentimos fortalecidos con este apoyo y respaldo de los movimientos sociales de América Latina”, expresó. A pesar de las versiones de “autogolpe”, apoyada por los seguidores de Morales, el documento del Foro de Sao Paulo no recogió esta postura.
Al contrario, sostuvo: “Rechazamos y condenamos el intento de golpe de Estado que una facción de militares pretendió perpetrar contra la democracia boliviana y el presidente Luis Arce, pero que fue derrotado en pocas horas por la capacidad de respuesta del pueblo, del Gobierno legal y legítimo, y de la solidaridad internacional”.
Fuente: Sputnik